
Participación
Desarrollo junto a: Aníbal Bizzotto, Prisma Arquitectura y Guido Petella
Comodoro Rivadavia, Chubut, Argentina
2020
Comodoro Rivadavia presenta un tejido urbano fragmentado y disperso, delimitado por su topografía, siendo el cerro Chenque la principal barrera física que separa al centro del barrio Gral. Mosconi. Las ciudades han logrado convivir con ese paisaje natural explotando sus recursos pero aún no han podido relacionarse fuertemente entre sí. El sector a intervenir es un punto estratégico: en él confluyen el comercio (Ruta 3), la historia (Huergo-YPF) y la naturaleza (cerro Chenque / mar), siendo el parque realmente una oportunidad para el futuro crecimiento de la ciudad.
La falta de espacio público verde de calidad invita a recomponer la fisura urbana planteada a partir de un sistema inter-conectado de espacios públicos que configuren una eco forma (un sistema de espacios verdes integrados), que dará sentido a la necesidad de este parque, configurándose como la pieza de enlace en este nuevo sistema.
Vínculos
Siendo el parque de la ciudad el vínculo, el nexo, el nuevo conector urbano, se lo entiende como el lugar apropiado para albergar la cultura y poner énfasis en la diversidad como punto de convergencia. El parque es el encargado de terminar de integrar a las personas en un espacio único, planteándose tres escalas de aproximación:
Una escala pública (parque lineal), que responda y de continuidad a la relación con el chalet Huergo tomando la escala pedestre; una escala comunitaria (espacio contenido), que permita el refugio del sol y los vientos en un lugar de sombra en contacto directo con la naturaleza; una escala barrial (plaza urbana), de acceso al parque y edificio de manera protegida. El edificio de la música se emplaza dentro del parque como articulador de estas tres escalas, configurándose como un nuevo hito urbano horizontal, en donde el paisaje toma protagonismo por sobre el edificio.
Huella tangible
El paisaje existente no sólo lo configuran el cerro y el mar. La tierra, además, tiene sus propias huellas producto de la interacción entre el ser humano y la naturaleza. Los pozos petroleros en desuso dejan vacíos sobre los cerros , grandes marcas fragmentadas entre sí que configuran un paisaje particular propio de la historia de Comodoro Rivadavia. El parque pone de manifiesto esas huellas en unidad y se convertirá en la matriz organizadora del proyecto. Ahora los puntos son parte de un todo que visibilizan parte de la historia y dotan de identidad al espacio público.
El centro de música se expresa como la puesta en valor de uno de esos vacíos, que será re-significado, llenado y completado por el usuario, vinculándolo con la naturaleza. El edificio de la cultura se convertirá en una nueva referencia territorial , un nuevo punto de encuentro, un faro hacia la ciudad futura.













